27 de julio de 2010

Tanteo




Tanteas la situación con unos pies de plomo, de forma que no haya error y que todo se torne en previsible.


Te gusta el control, te apasiona, te excita... El dominio sobre toda forma de insurrección. Tender palabras invisibles con la mirada, atando cada lengua, cada voluntad, cada existencia... a tu firme criterio, porque siempre has sido superior a la situación en la que te encuentras.


Radical y voluble, tanto como el caudal de un torrente en días de lluvias torrenciales. Implacable.


Catando el aroma del enemigo puedes sentir hasta qué punto quién tiene miedo de quién. Ese lugar con una luz parpadeante que indica que allí es donde debes insertar tu cuchillo, a modo de vulgar metáfora con una casa de putas.


No creo en la indecisión, pero sí en el estudio del terreno antes de librar una batalla.

20 de julio de 2010

Terco


A cada minuto has cedido, has sido tú el que se ha adaptado a ellos. Has huido con la mirada esquiva y palabras contradictorias, intentando convencerte de que haces lo correcto, que ese precio será recompensado. Persuadiéndote de que los necesitas para tu felicidad.


Pero no sopesaste demasiadas perspectivas más allá del altruismo y la asertividad… Más allá de tu empatía y del limitado número de variables que aparecían en la lista.


En este mundo no existe lo gratuito.


Ahora que la cuerda está tensa, te has tornado en inamovible, pétreo. Se ha acabado el subir colinas para evitar que te aplaste la gente. El trepar árboles para simular ser un mono más. Cuando sueltes la cuerda, ya no caerás en el pozo de barro.


Serás terco, irrevocablemente terco. Has cruzado la línea demasiadas veces ya, y aunque esto no signifique venganza, no sentiré ni el menor atisbo de lástima o compasión.


¿Quién podría imaginarlo?




15 de julio de 2010

Terapia en grupo



He llegado a estar harto de todo y de todos, hasta un extremo que pocos podréis comprender. Realmente me he planteado qué hacía viviendo en sociedad cuando soy alguien que tiene tendencia a comportarse de forma solitaria e independiente habitualmente. Qué hacía diciendo hola a los desconocidos por la calle, simplemente por cortesía. O bien por qué tenía que sonreír el amable tendero cuando recibía el producto derivado de la transacción recién efectuada cuando se ha limitado a un intercambio de bienes materiales equivalente.


No sé si existen terapias para alguien a quien le gusta que las películas acaben mal, y que lo desea así de corazón. Quizás porque sea un consuelo o porque en parte intento ponerme siempre en lo peor, pero para mí, la convivencia es como una terapia, algo que me hace aprender y odiar a partes iguales y plantearme cuestiones como si seguiré pensando con la misma mentalidad de ahora dentro de mucho tiempo. Porque mucho, es un adverbio que se queda en lo indefinido.


Intento definir no obstante esas relaciones interpersonales dotándoles de un valor en una escala que no se basa en el método empírico, y que inevitablemente es subjetiva. En base a ello, decido. Para mi juicio, en este aspecto, necesito de experiencia y de comparación, herramientas que no sé si llamar ortodoxas y apropiadas.


Ni corto ni perezoso puedo decir aquí este tipo de cosas porque la gente a la que detesto, estoy plenamente convencido –bajo un ínfimo margen de error– que no acercarán sus narices por aquí.

Ese coro de voces que me rodean nunca ha estado acompasado, pero hay momentos en los que se puede descubrir un dueto perfecto, o un solo sugerente.


Jamás había sido tan difícil llegar a tomar decisiones y a escribir conclusiones, pero creo que necesito de esta terapia, al menos, con grupos selectos.


Lo diré bajito para que no me toméis por loco, pero resulta cómico pensar cuanta gente puede caber en un diván.

8 de julio de 2010

There's a heaven



Para que comiences escuchando.


Hoy, alguien me ha sonreído con solo verme. Sin excusas, sin preámbulos. Esa persona era alguien con muchos más años que tú y que yo, con demasiados años sobre su arqueada espalda, y su sonrisa me ha parecido mucho más sincera y hermosa que cualquiera que haya podido ver en mucho tiempo.


Esa misma persona se ha levantado apartando de sí todos sus quehaceres, y ha alzado sus delgados brazos para abrazarme lo más fuerte que ha sabido, inútilmente intentando abarcar mi cuerpo en su diminuto pecho.


Y ese abrazo incompleto me ha reconfortado. Infinitamente, aun cuando cada día me regala uno.


Me he sentido muy feliz y triste al mismo tiempo, porque he recordado cuándo sí podía hacerlo, y cuando había otras personas junto a ella que también lo hacían.


El amor gratuito es algo maravilloso y desgraciadamente infravalorado. Hay muy pocas personas que te dan ese regalo en tal rutina, en la que llegamos a cegarnos con lo anodino, olvidándolo. Y con el paso de los años te das cuenta de que lo echas de menos. Todo.


Siempre he sabido que esta vida se basa en los pequeños detalles, porque son el mejor regalo que puedes ofrecer y recibir.


Hoy, desde hacía mucho, he recordado la cuenta imperdonable del paso del tiempo, y he sabido que se puede llorar sonriendo. Porque sé que para ellos hay un cielo.


6 de julio de 2010

Twang!



Normalmente, cuando algo te reconcome durante mucho tiempo, tu cara adopta esa espantosa forma que tiene tu alma: nerviosa, de rasgos alterados por la frustración.


Hay quien no sabe disimular, para bien y para mal.


Y es entonces cuando las preguntas sobre ese algo hacen que cada vez se hinche más esa palpitante vena de tu sien. Un huracán durante un huracán.


Como me pillen con un cazo a mano, no me hago responsable de las consecuencias…




Twang!

5 de julio de 2010

Trabas


Es tarde, pero como no tengo nada mejor que hacer y desgraciadamente, sí, desgraciadamente mañana no tengo que madrugar, otra vez me encuentro hurgando un poco más en esas circunvoluciones de mi masa encefálica, no literalmente gracias a Dios o mejor dicho a ese hueso que le rodea.


A cada día que pasa me estoy dando cuenta de que la gente que se ríe de la buena y de la mala suerte es una ingenua; aunque el término correcto sería quizás el de inexperta, porque para creer en la suerte tienes que vivirla, tenerla o cualquier verbo aplicado directamente al término; la suerte no entiende de teoría.


Puedes tener buena o mala suerte, o bien una serie de catastróficas desdichas, traba tras traba que trastabillas. Por favor, aquellos que os hayáis mordido la lengua o los labios con tantas t y r seguidas, comenzad a leer para vuestros adentros: estáis solos delante del monitor.


Frustraciones, rencores, ira o vulgarmente lo que se llama mala hostia creo que es un conjunto asociado a la mala suerte, ¿o vosotros qué pensáis? ¿Habéis visto a los leprechaun así agarrados a su marmita al otro lado del arcoíris? Si existieran obviamente diríais que no.


Yo creo que Dios, o el Destino, es algo así como un pulgar bien rechoncho que persigue a esa hormiga que ha salido del hormiguero, y que una vez tras otra vez insiste en probar la resistencia del pobre insecto mediante una serie de aplastamientos.


Y ahí es donde quería ir yo. Diantres, ¿cómo vas a llegar a algún lado si ese ente se entretiene jodiendo la marrana?, con perdón.


No voy a hacer de esto un drama, pero , que mueves los hilos en todo esto, ten por seguro que te acabaré cortando los dedos algún día.