26 de septiembre de 2012

Bruto




Me llamaron bruto, aunque no me lo creí del todo. No obstante, me dieron ganas de invitarla a una copa, contarle un chiste fácil y demostrarle la brutalidad que he aprendido en los libros. Conquistarla como está de moda: con vulgaridad. Porque a mí me gusta ser vulgar como a cualquier otro. Empotrarla contra un coche, hacerle saber que soy un hombre y luego susurrarle al oído que me lo había pedido a gritos.


Y me contuve, porque vivo conteniéndome. Preferí sonreír y darle la razón. Notaba la sangre en cada una de mis extremidades, en cada apéndice palpitante. Latiendo la vida que tengo y que no muestro. Que no demuestro.


Pero eso no significa que no esté vivo. No significa que no sea bruto. Ni que sea vulgar. Porque si soy algo, soy muchas cosas. Lo que quiero decir es que soy pero no soy nada de eso enteramente. Si soy bruto, es porque he sido sutil. Y si te he dicho una vulgaridad es porque entiendo de ser refinado. Si sé lo que es la vida, es precisamente porque he experimentado la muerte…


Soy lo que soy por lo que he vivido y lo que he evitado vivir. Si esperas de mí algo más, has ido al lugar equivocado. Si esperabas de mí algo esperable, es porque quizás has dejado de vivir a mi lado demasiadas lecciones hoy aprendidas.  






20 de septiembre de 2012

Sangre para las amapolas



Hoy soñé contigo, pero no sé si soñé porque hay que soñar en algo o porque te buscaba en un anhelo olvidado.  


La sangre busca a la sangre, y a veces necesito perseguirte solo para recordar por qué no te tengo.


Y cuando comprendo que no te tengo, dejo que la razón venza al corazón en la batalla por el control de una guerra perdida.