26 de marzo de 2013

De personajes secundarios


Hace tiempo que pasó, pero me di cuenta un día cualquiera. Comprendí que en mis sueños solo eras un personaje secundario más. Sin voz, sin rostro, y aún, presente. 

Pero soñar contigo ya no sería nunca más un tormento, nunca más un inconveniente. 

10 de marzo de 2013

Confesiones nocturnas



Te lo confesaré, me gusta ver el corazón como una bomba de relojería. Algo así como un complejísimo mecanismo ligado al tiempo y a los eventos, algo que tiene una mecha y es susceptible de explotar. Y aunque me gusta verlo así, me asusta el pensar en la facilidad que tiene esa mecha de prenderse, de agotarse y de sentenciar el comienzo de lo que es un final. Pues mi corazón es una bomba que explota.


No te asustes por mi tono: la amargura con la que entono mi discurso procede de la tristeza del recuerdo, de la nostalgia. Yo jamás negaré algo, y es que el que un corazón explote es bueno. El placer que recorre el cuerpo cuando la mecha se calcina es algo difícil de describir, y aun así te sorprenderá la facilidad con la que lo entiendes. Míralo de este modo, pues cada uno lo experimentamos de una forma diferente. Para mí sería algo así como la mano que se desliza muy cerca de la piel. Una mano que sin tocarte, peina cada uno de tus pelos y te transmite una sensación cálida y reconfortante. Cierra los ojos, imagina, y dime si me equivoco, ¿pero no es acaso el amor como la mano que da caricias? Avanza o se detiene, y nosotros no lo podemos controlar. Nos excita, exaspera, tranquiliza. Una simple mano, una como la nuestra propia y sin embargo, con una capacidad  infinitamente incompresible en un sentido autónomo.

Pero me he cansado de las cerillas de fósforo fácil, de las mechas que se apagan antes de llegar al corazón. En estos tiempos ya no vale el quedarse a medias y cuando empezamos algo debemos ser consecuentes y acabarlo. Hay días en los que creo que de tanto llorar mi pólvora se ha mojado y por mucho que eche chispas ya nada más arderá. No habrá más caricias, no habrá nada.

Me encanta hablar contigo, sobre todo porque no me juzgas. Aunque bueno, bien visto no puedes. Sea como sea ya amanece y de estos asuntos no hablaremos a la luz del sol. Porque los asuntos del corazón, siempre tienen un lado oscuro…