28 de marzo de 2011

Una trágica decepción


Te comportas como un animal. Vives en una notoria desobediencia hacia todas las normas de nuestra sociedad. No tengo ninguna duda de que has hecho algo bueno en tu vida, y lo digo por la cantidad de cartas que he recibido pidiendo tu absolución. Has sido encontrado culpable de violación de menores, pero el verdadero crimen aquí no es la depravación moral. Tu verdadero crimen es que pareces comprometido a desperdiciar cada regalo que se te da, y malgastar lo que parece ser una vida gratificante…


No lo he escrito yo. Probablemente lo ha escrito un gran guionista cuyo nombre no me he molestado en buscar. Pero habla sobre algo que me ha estado rondando la mente desde hace tiempo: palabra a palabra.



Nunca he querido convertir este blog en una crítica de libros, series, películas, música… aunque creo recordar haberlo hecho un par de veces. No, esta vez simplemente quería soltar un pensamiento en voz alta. Algo así como un “te lo dije” a mí mismo.


Hank, vi tu mierda. Y aunque eres culpable, sé que tú también la veías cada vez que te mirabas al espejo. Y quiero que sepas que yo no te culpo. Para mí no has sido una trágica decepción.


Sutura



¿Hasta qué punto puedes llegar sin tener que rechinar los dientes? Soportar eso que tanto hiere, eso que percute tu alma poco a poco, como la laceración que se convierte en úlcera.

A veces, las relaciones interpersonales son el aliciente que necesita ese sentimiento para manifestarse, como si se tratara de un molesto poltergeist.


Esa manifestación nunca es clara, no es como un esquema de un libro para niños, perfectamente definido donde no cabe lo tácito.


Una vez hablé de Hilos, y de lo complicado de la situación en ocasiones cuando necesitas moverte demasiado, ya que es fácil pulsar una de esas muchas cuerdas en tal movimiento. Mientras con el dedo acaricias una cuerda con el codo puedes impulsar otra, en armonía o no.


Yo, me he encontrado con hilos podridos, hilos podridos que salen de mi pecho y que sé que tengo que arrancar. Arrancándolos, tan fuerte como pueda, será la única manera de que no quede raíz alguna.


Porque se trata de una infección.


22 de marzo de 2011

Make me sad



Ahora, más que nunca, he comprendido algo sobre el curso de las cosas, y es que no se pueden contar todas las estrellas en una noche de verano.


Atesoro muchas cosas, y creo que aquello que más aprecio son las palabras. Palabras que conllevan un acto: terrible o bondadoso, pero palabras. Frases de tono templado, inmisericorde; rezos silenciosos y oraciones colmadas de pasión. La voz dormida y quebrada, que se alza para entonar un hola, un adiós y un tequiero.



Ese papel plegado, frágil y aterciopelado, firmado en una tinta que en su día olía a melocotón. Y es que esos efluvios no se han perdido, porque el tiempo porta consigo brisas periódicas e irrefrenables, vientos de remembranza para la dicha y el tormento.


Fugaz, siempre fugaz, pero imperecedero. Pero es en momentos así cuando te recuerdo…


Soy retorcido, pero me escudaré diciendo que la vida también es retorcida. Por eso, sencillamente te pido que me dejes seguir estando triste, porque en esa tristeza, he encontrado muchas cosas que son parte de mí. Y contradictoriamente, me alegro…


21 de marzo de 2011

Historias perdidas


Rememorar, el porqué y el cómo, el dónde quedó la historia con todos sus posibles e improbables finales. Posibles, porque solo conociste uno. Improbables, por cuestiones estadísticas.


Es un tema recurrente, lo sé, hablar de historias dicotómicas, donde la dualidad en la respuesta lo determina todo. Evitando ese camino que lleva al pozo sin fondo.



Leyendo parte de mis historias, no he podido evitar dirigir ciertos pensamientos, casi inconscientes, a desembocar en el peligroso bucle del “Y si…”, como lo llamo. Y digo peligroso, porque nunca sabes cuándo saldrás de él.


En mí es algo reminiscente, eso del recordar, de querer abarcar todos los sucesos de una de mis historias y jugar a reordenarlos, para luego volverlos a barajar y dejarlos en la caja tal y como los encontré.


No es un juego que recomiende, pues es un juego muchas veces doloroso.


A veces me habría gustado desdoblarme en dos mundos, aun suponiendo perder un poco de mí, simplemente para poder decir y no a la vez, sin contradecirme.


Pero en el a veces quedan todas esas historias perdidas.


18 de marzo de 2011

Decadente



Cuando termina una película y te quedas inmóvil y solo delante de la pantalla llorando mientras desfilan los créditos puedes pensar que no hay nada más decadente; pero cuando tu mirada se dirige a esa botella de vodka en la mesa de la que sólo queda un cuarto, todo se aclara.


Efectivamente, estás en el fondo. En el fondo de ese vaso ya sin hielo que tienes en la mano.


Rebujarte en la manta no va a servir de nada, ni tan siquiera para paliar el frío que invade la estancia. ¿Qué más da? Estás demasiado borracho para sentirlo.


Da igual la hora, da igual el motivo. Sabes que mañana será mejor, y es por eso que a veces lo decadente ayuda a seguir, porque no hay nada peor.


Porque al igual que un cuadro se sostiene por la pared en la que está clavado el clavo, los hechos no son nada sin sus circunstancias.


14 de marzo de 2011

Ataraxis


Mi mente bulle. Estoy acelerado. Si me preguntas, no sabré contestarte.


Todo es frenético, y sé que estoy subido al tren porque veo las paradas pasar por mi ventana.


Hacer, hacer, hacer, crear, discutir y discernir: entre el bien, y el mal.


¿Pero sabéis? Llamadme masoquista, pero los descansos me saben mejor. Los cortos descansos…



He aprendido a sobrellevar la presión, mucho mejor de lo que creía.


11 de marzo de 2011

¿Por qué al final de nuestro día?


Ayer me planteaba qué hacía aquí, At the End of Our Day, escupiendo palabras que probablemente nadie entiende (o casi nadie). Antes también lo hacía, pero no eran leídas, ni siquiera por mí una vez había cerrado ese libro.


Y sigo escribiendo en ese libro las cosas que no puedo escribir aquí.


Empecé esto para deshacerme de la coraza que en cierto modo he tenido que fabricar por necesidad tras tantos años en una sociedad que no ha sabido aceptarme por ser como soy. Es posible que yo tampoco aceptara a esa sociedad que me juzgaba, pero no voy a divagar sobre el huevo y la gallina. Empecé esto para no explotar presión, porque cada vez me sentía más inestable…


Pero una vez me atreví a decirles a mis amigos que tenía un blog, simplemente me acostumbré a esto.


Aquí odio, amo y divago. Y no espero nada, absolutamente nada.


Me gusta comenzar a escribir en páginas en blanco, porque sólo en esas páginas puedo decir que yo lo empecé todo.


Poner un título derivado de un pensamiento sin rumbo, y que dé forma al texto, orientándolo hacia un fin quizás incierto, pero un fin que cumpla con mis ideales. Volcar un torrente de conceptos como si fueran piezas de puzle, y ordenarlas bajo mi criterio.


Condenar a las palabras a emparejarse para dar forma a la existencia de recuerdos y de intenciones vacuas. Letra tras letra, tras letra que precede al punto que pongo al final del día.


Porque sólo al final de nuestro día, es cuando me puedo manifestar…



8 de marzo de 2011

Esa oscuridad


Todo lo que amas, todo va a morir algún día, de hecho está muriendo a cada segundo. Pero esta no es una alegoría a la muerte, lo es a la oscuridad.



La oscuridad es algo que habita en lo hondo, en el pozo de los deseos que cada uno lleva en su interior, en el lugar donde se vierten las esperanzas y las expectativas. Ese pozo es como el cuenco de una ávida criatura, pues ese es el alimento de la oscuridad.


Las devora, como si su hambre no tuviera fin, y sus dientes mastican en silencio aquello que deberías ser, y esa masa que escupen y regurgitan, es la auténtica realidad de lo que eres.


No siempre se trata de formas horrendas, ni del mal, ni del bien. Se trata del Pasajero Oscuro, o del Cisne Negro, o de Hank Moody y toda su mierda. Mi oscuridad nunca ha tenido nombre, aunque le he gritado de muchas maneras.


Cuando reímos, nuestra oscuridad llora, y cuando lloramos, ella ríe. No son antagonistas, sólo es que persiguen distintos objetivos y entienden de éticas diferentes.


Permanece atento, no ceses en tu empeño de ver cumplidos los sueños, alimenta a la bestia para que esa coexistencia tenga un equilibrio, un equilibrio utópico, pues la balanza nunca estará igualada aunque la vida se basa en fluctuaciones que rondan el límite de carga… Y es entonces, cuando la vida es plena, con todo lo que conlleva.


2 de marzo de 2011

Ajeno


Esas flores que pierden los pétalos a cada ráfaga, florecieron sin pensar qué iba a ser de ellas.


No obstante, uno no elige nacer en un huracán.


¿Hasta qué punto la inconsciencia puede prevalecer en nuestra mente? Esa falta de noción, esa mirada perdida, esa dádiva vacía de todo y llena de nada, la carencia de empatía…



Te envidio y odio, por ser capaz de sucumbir a ti mismo, por ser capaz de ignorar lo que no se puede ignorar, por ser autosuficiente, por no necesitar lágrimas para sobrevivir, por ser capaz de engañarte a ti mismo de un modo tan verosímil.


Puedes estar ajeno, tanto tiempo como quieras, pero las estaciones se suceden, y el trigo que se recoge cada otoño no pertenece al mismo brote.


No hablamos de mí.