22 de marzo de 2011

Make me sad



Ahora, más que nunca, he comprendido algo sobre el curso de las cosas, y es que no se pueden contar todas las estrellas en una noche de verano.


Atesoro muchas cosas, y creo que aquello que más aprecio son las palabras. Palabras que conllevan un acto: terrible o bondadoso, pero palabras. Frases de tono templado, inmisericorde; rezos silenciosos y oraciones colmadas de pasión. La voz dormida y quebrada, que se alza para entonar un hola, un adiós y un tequiero.



Ese papel plegado, frágil y aterciopelado, firmado en una tinta que en su día olía a melocotón. Y es que esos efluvios no se han perdido, porque el tiempo porta consigo brisas periódicas e irrefrenables, vientos de remembranza para la dicha y el tormento.


Fugaz, siempre fugaz, pero imperecedero. Pero es en momentos así cuando te recuerdo…


Soy retorcido, pero me escudaré diciendo que la vida también es retorcida. Por eso, sencillamente te pido que me dejes seguir estando triste, porque en esa tristeza, he encontrado muchas cosas que son parte de mí. Y contradictoriamente, me alegro…


2 comentarios:

  1. ¿Y si las palabras se volaran para siempre? Las voces se distorsionan y se olvidan. Verba volant, scripta manent.

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  2. Todo lo que un susurro del papel puede decir.

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