2 de marzo de 2011

Ajeno


Esas flores que pierden los pétalos a cada ráfaga, florecieron sin pensar qué iba a ser de ellas.


No obstante, uno no elige nacer en un huracán.


¿Hasta qué punto la inconsciencia puede prevalecer en nuestra mente? Esa falta de noción, esa mirada perdida, esa dádiva vacía de todo y llena de nada, la carencia de empatía…



Te envidio y odio, por ser capaz de sucumbir a ti mismo, por ser capaz de ignorar lo que no se puede ignorar, por ser autosuficiente, por no necesitar lágrimas para sobrevivir, por ser capaz de engañarte a ti mismo de un modo tan verosímil.


Puedes estar ajeno, tanto tiempo como quieras, pero las estaciones se suceden, y el trigo que se recoge cada otoño no pertenece al mismo brote.


No hablamos de mí.


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