19 de febrero de 2012

Crash




Como el ruido de los cristales, algo se ha roto en mí. Algo ha estallado.


Hace mucho o poco, no sé cuándo o qué se ha roto. Solo soy capaz de sentir en dicho cambio el ruido de una maraca de añicos de vidrio, el sonido titilante de lo que ya no está entero.


La melancolía de esto no es el crash en sí mismo. El golpe, la colisión o los frenos que fallaron. La melancolía está en que no sé si querré arreglar lo que se ha roto, o comprar algo nuevo, legando material presente a archivadores del pasado.


Quizás va siendo hora de clasificar expedientes, quizás, o no quizás. Me he cansado del ruido de los cristales rotos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario