Hay días en los que
nuestro pasajero oscuro nos habla sin mirar a través del espejo retrovisor. Se
gira y nos mira directamente a los ojos, desde el volante.
Solo podemos saber algo
de nuestro pasajero oscuro: puede ser un mentiroso, pero en su esencia jamás
nos mentirá a nosotros. Porque en la verdad, aunque haya dolor, nuestro
pasajero encuentra su regocijo.
Evocador.
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