15 de julio de 2010

Terapia en grupo



He llegado a estar harto de todo y de todos, hasta un extremo que pocos podréis comprender. Realmente me he planteado qué hacía viviendo en sociedad cuando soy alguien que tiene tendencia a comportarse de forma solitaria e independiente habitualmente. Qué hacía diciendo hola a los desconocidos por la calle, simplemente por cortesía. O bien por qué tenía que sonreír el amable tendero cuando recibía el producto derivado de la transacción recién efectuada cuando se ha limitado a un intercambio de bienes materiales equivalente.


No sé si existen terapias para alguien a quien le gusta que las películas acaben mal, y que lo desea así de corazón. Quizás porque sea un consuelo o porque en parte intento ponerme siempre en lo peor, pero para mí, la convivencia es como una terapia, algo que me hace aprender y odiar a partes iguales y plantearme cuestiones como si seguiré pensando con la misma mentalidad de ahora dentro de mucho tiempo. Porque mucho, es un adverbio que se queda en lo indefinido.


Intento definir no obstante esas relaciones interpersonales dotándoles de un valor en una escala que no se basa en el método empírico, y que inevitablemente es subjetiva. En base a ello, decido. Para mi juicio, en este aspecto, necesito de experiencia y de comparación, herramientas que no sé si llamar ortodoxas y apropiadas.


Ni corto ni perezoso puedo decir aquí este tipo de cosas porque la gente a la que detesto, estoy plenamente convencido –bajo un ínfimo margen de error– que no acercarán sus narices por aquí.

Ese coro de voces que me rodean nunca ha estado acompasado, pero hay momentos en los que se puede descubrir un dueto perfecto, o un solo sugerente.


Jamás había sido tan difícil llegar a tomar decisiones y a escribir conclusiones, pero creo que necesito de esta terapia, al menos, con grupos selectos.


Lo diré bajito para que no me toméis por loco, pero resulta cómico pensar cuanta gente puede caber en un diván.

3 comentarios:

  1. Habla conmigo, yo también necesito terapia.
    Pongamonos una vacuna contra la homogeneidad de la masa.

    ResponderEliminar
  2. No se trata de eso, se trata de saber elegir a tu/s psicólogo/s ;) Esos anticuerpos se llevan en la sangre, no hay vacuna posible.

    ResponderEliminar
  3. Que haras tu en los divanes, cochino...

    ResponderEliminar