8 de julio de 2010

There's a heaven



Para que comiences escuchando.


Hoy, alguien me ha sonreído con solo verme. Sin excusas, sin preámbulos. Esa persona era alguien con muchos más años que tú y que yo, con demasiados años sobre su arqueada espalda, y su sonrisa me ha parecido mucho más sincera y hermosa que cualquiera que haya podido ver en mucho tiempo.


Esa misma persona se ha levantado apartando de sí todos sus quehaceres, y ha alzado sus delgados brazos para abrazarme lo más fuerte que ha sabido, inútilmente intentando abarcar mi cuerpo en su diminuto pecho.


Y ese abrazo incompleto me ha reconfortado. Infinitamente, aun cuando cada día me regala uno.


Me he sentido muy feliz y triste al mismo tiempo, porque he recordado cuándo sí podía hacerlo, y cuando había otras personas junto a ella que también lo hacían.


El amor gratuito es algo maravilloso y desgraciadamente infravalorado. Hay muy pocas personas que te dan ese regalo en tal rutina, en la que llegamos a cegarnos con lo anodino, olvidándolo. Y con el paso de los años te das cuenta de que lo echas de menos. Todo.


Siempre he sabido que esta vida se basa en los pequeños detalles, porque son el mejor regalo que puedes ofrecer y recibir.


Hoy, desde hacía mucho, he recordado la cuenta imperdonable del paso del tiempo, y he sabido que se puede llorar sonriendo. Porque sé que para ellos hay un cielo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario