23 de octubre de 2012

El Código se ha roto




Todos hacemos cosas para sentirnos humanos. Y lo peor es que nos lo creemos. No porque eso signifique que no lo somos, sino porque hay cosas que parece que necesitemos recordar constantemente. La carencia de una constante rúbrica de nuestra identidad, un fuego que arda bajo la lluvia.


No hay leyes para esto. Los hay que disfrutan del momento en un indefinible e hipócrita carpe diem. También están quienes no necesitan justificación se limitan a existir. Luego, he visto a los que tienen que oír en boca de otros sus propios calificativos para poder definirse y clasificarse. Y por último, estamos los escépticos.


Nadie es culpable hasta que se demuestra lo contrario. Y aún así me reafirmo en que la suposición de humanidad es una base empírica que está temblando hasta el punto de resquebrajarse. Somos monstruos con caretas que jugamos a ser humanos. El Código que nos fue dado se está convirtiendo en cenizas, y ha sido por ese fuego hidrofílico.


Nunca hemos sido lo que hemos pretendido ser. Intentadlo, pero no giréis la cara a la verdad, u os veréis ahogados en vuestra negación.


Somos seres despreciables y egoístas, y es hora de sufrir las consecuencias. Hoy no estoy a la tremenda, estoy escribiendo unas líneas acorde a nuestro tiempo. Estoy escribiendo lo que no queréis leer.


Hoy he sonreído cuando debería haber disparado. Y todo lo que he recibido ha sido discordia. ¿Cómo vamos a ser fuertes si el peor mal que tenemos lo engendramos en nuestro seno?


¿Cuándo renunciamos a la felicidad? Porque fue entonces cuando renunciamos a convertirnos en seres humanos. No espero ya nada de vosotros, monstruos. El siguiente paso es disparar y después, preguntar. 


17 de octubre de 2012

Be brave


Y yo, nunca desoiría el consejo de un caracol. 

Si el coraje ha sido un invento de los padres, entonces que me dejen seguir soñando que soy un niño. Que no he crecido. Que no tengo necesidades de adulto y que aún no entiendo cómo funciona el mundo. Porque lo maravilloso de la ignorancia se pierde cuando necesitamos coraje. Y lo necesitamos, porque el coraje se inventó para reinventar el miedo. 

El miedo es, efectivamente, otro invento. Algo oscuro y pasajero, herramienta de los que proclaman el dominio bajo las malas artes. El miedo es una semilla creada en un laboratorio con una ingeniería demasiado perfecta. 

Ha arraigado demasiado profundo. 

Los corazones de las personas se han convertido en bosques de zarzas y espinos donde crecen bayas que rezuman miedo. Como todo a todo fruto silvestre, ha llegado el tiempo de recolección en otoño. Y esta vez, nadie querrá llevar la cesta...

Necesitamos el coraje más que nunca, pero encontrarlo será difícil. Me estoy dando cuenta de que la gente aún no es del todo consciente, pero una parte de nuestro instinto nos sigue gritando. Nos dice que tengamos alerta, que algo se avecina, que los sueños no mienten... 

Crea estados bajíos, tensión y un áurea que incita a la agresión. La destemplanza se ha desplazado entre nosotros, y seguirá hurgando hasta crear el caos al que tendemos por naturaleza. 

Esto solo ha hecho que empezar. Reunid fuerzas, todos las necesitaremos. Pero seremos valientes

9 de octubre de 2012

Somos frágiles



Como esa flor que se dio un baño en nitrógeno líquido y que con un soplido asistirá al final de su existencia integral. Nosotros somos frágiles como el cristal.


Brillamos y somos hermosos. De colores, o ahumados en colores oscuros para ocultar nuestro contenido. Pero seguimos siendo de la misma pasta de silicio fundida.


Somos frágiles, y cuando nos rompemos, también cortamos. 




4 de octubre de 2012

Déjalo


Sus ojos no podían mentir, por mucho que su boca fuera de opinión contraria. Aunque tenue, el brillo en sus ojos suplicaba una salvación. En el fondo necesitaba aquello que llaman consuelo, las lágrimas para limpiar el polvo de unas córneas que han visto derrumbarse tantas cosas. 







Sus ojos no podían mentir, aunque lo suyo fuera actuar. Al final todo se limitaba a leer su línea en un guión trajinado por manos sudorosas, manos manchadas... Las manos del que hace porque debe, no porque puede. O quizás porque escribe las palabras de su Pepito Grillo dictador. 



Esos ojos hay que dejarlos. Porque los hay que no tienen salvación. Y la piedad no es una herramienta compatible con estas razones inexplicables del alma atormentada. 


2 de octubre de 2012

Risas en la oscuridad


Cuando la abrazó pensó que no la soltaría nunca, que se quedaría allí a pesar de que sus pies desnudos se enfriaran más y más a cada minuto. Y a pesar de que sabía que no le veía el rostro, no dejó de sonreír.

No era una sonrisa particularmente bonita. ¿Cómo de bonita puede ser una mueca en la que enseñamos los dientes?, armas que nos fueron dadas inicialmente para matar, amenazar, comer... Sin embargo, tomamos a la sonrisa como algo bueno. Una dote de amabilidad.

Pero ella no vería ese regalo, con los ojos al menos. Porque hay sonrisas que se sienten. Especialmente en los días en los que las palabras se convierten en frágiles conspiraciones de cama, y los secretos engendran risas en la oscuridad.

Y es en esos momentos, cuando la oscuridad nos basta.















La oscuridad.