14 de julio de 2013

Farewell, old man


Existen personas que nacen como un bloque de hielo cincelado de una pieza madre, que caen al mar y emprenden el camino de su vida en una insoldable soledad, como si fueran un iceberg. 

Estas personas están condenadas sin saberlo a vagar siguiendo las corrientes. A derretirse o a chocar. A romperse en mil pedazos. A hacer a los barcos naufragar... 

Su existencia está condicionada a una vida de mentiras e ilusiones. A mostrar solo na pequeña parte de lo que son porque los ojos de los demás no pueden ver bajo el agua salada la grandeza que ocultan. 

Son seres que no estan hechos para nadar en un mundo de aguas cálidas. Son reyes en un mundo salvaje que no se puede doblegar. 

Adiós, viejo amigo. Adiós, iceberg que perseguías el fuego; porque encontraste tu templo, y te enterraron bajo él. 

Hasta siempre, Tadeo. Orgulloso tzimisce, hombre de honor. Dios de monstruos, esclavo de una vida condenada. 




No todos te entendieron. Yo sí.


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