
Con la mirada perdida, su mano fue inconscientemente hacia esa hormiga que paseaba sobre la mesa.
Extendiendo un dedo presionó sobre ella, espachurrándola y sintiendo como quebraba su exoesqueleto quitinoso, desparramando la linfa de su sistema circulatorio y clavándose insensiblemente las quetas del azaroso animal en una superficial epidermis.
Resultó tan sencillo… Volvió a pasar el dedo y la mesa de nuevo estuvo blanca, impoluta. Aún con la mirada perdida, decidió limpiarse el dedo en su pantalón para seguir mirando al vacío.
¿De qué le ha servido la evolución a la hormiga? La endureció, le dio una coraza y una capacidad de fuerza de levantar varias veces su propio peso. Y bastó un dedo para hacerla trizas.
Que aúlle el viento y que el agua inunde valles en tierras lejanas.
Regnabo, Regno, Regnavi, Sum sine regno.
180 míseros grados nos separan de la felicidad. Es cuestón de esperar a que la rueda gire...
ResponderEliminarAhora "Sum sine regno", mañana "Regnabo"
a ver, dejad de hablar latín, solo los elegidos podemos!!
ResponderEliminarYo sé hablar balleno :P
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