12 de junio de 2010

Susurros


Como ese fantasma que habita en las ventanas que no están del todo cerradas, y que en días ventosos hace que los susurros se esparzan con violencia por doquier.


El silencio sucumbe a una deflagración consustancial, se consume y desaparece como la vela sometida a la oquedad de una campana de cobre. Temblores, vibrantes y estentóreos, recorren tu espalda disonantes y cacofónicos, ininteligibles para el oído racional.


Se encuentran, unos a otros, en la inmensidad de tu infinito espacio de dos metros cuadrados, tierra protegida de suspiros y lamentos. Y no se reconocen. Como el desconocido que tuerce la vista, siguen vagando… no entienden de palabras dichas en voz alta, ¿no lo recordáis?


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