23 de noviembre de 2009

Deliberado




Alahasta, alarka ar alkarin i anto-anna?


Dejar caer el cuerpo, pesado,


sobre el dulce lecho, helado.


La cabeza reposa, tranquila,


sobre la almohada, abatida.


Llorar tumbado no es llorar del todo


puesto que no se conoce el sabor del llanto.


Las lágrimas se deslizan, ceremoniosas,


almohada abajo, sin rozar la boca.


Llorar tumbado no es llorar del todo.


Los efluvios de la pena se marchan sin rastro


y los surcos mellados carecen de espanto.


Si he de llorar, que sea yaciente,


que mi boca no aprecie la salinidad


y en cimbreante movimiento me alce indoloro.


Llorar tumbado no es llorar del todo.

 

Y no creas que he olvidado aquel equilibrio cuasiestático... 


 

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