
Todo cuanto deseas tiene su justo precio, y el pago por ello debe ser igual: ni más ni menos. Cuando la balanza pierde su sutil equilibrio, la dádiva se convierte en algo que reporta acontecimientos, ¿inesperados?
Sean los acontecimientos que sean, agradezcas o lamentes, sepas que los hilos nunca cesan, y que cuando se enciende la luz, es fácil asustar a los fantasmas.
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