12 de enero de 2010

Cansado


 

            Lo has intentado, todos lo saben, tú lo sabes.

 

            Y si crees que es intrascendental estás completamente equivocado. ¿Acaso no oíste que toda piedra hace pared, o quizás que es una gota la que colma el vaso? Una gota…

 

            Saltar al vacío de nuevo, sin cuerda. El cabello, inquieto, se remueve como serpientes rodeadas por un círculo de fuego. Tus oídos escuchan el viento como nunca lo han escuchado: atronadoramente. Unos instantes de dolor y un acceso a lo desconocido.

 

Estoy cansado. Demasiado cansado. Puedo decir que bato récords cada día que pasa; pero hay límites, que no se pueden sobrellevar. Los huesos de tu espalda no pueden soportar el peso infinitamente, y cuando se quiebra la columna, entonces y solo entonces, no volverás a caminar. Tan grave mal es el cansancio…

 

¿Eres feliz con lo que haces? ¿Eres tú mismo en cada cosa, prevaleciendo tu espíritu sobre todo lo demás? Te confesaré, que mi opinión en esto es inconfesable. No por ser un pecado, sino por el dolor que aporta a cada neurona que trabaja en hacer que ese impulso recorra el pensamiento.

 

No pretendo gustarle a nadie, no pretendo nada de hecho. Simplemente intento decir cosas que no puedo decir.

 

¿Dónde fue el descanso? Pues parece ser perdí el último autobús que pasaba por aquí…

 

En días como hoy, me gustaría ser un gato, y no precisamente por tener siete vidas…

 

Juanjo, porque nosotros lo valemos.


4 comentarios:

  1. POr cierto, decidido, esta noche me abro un blog, ya te pasaré el enlace.

    ResponderEliminar
  2. Me parece bien, cuando lo tengas me dices que te añado a la lista de agraciados.

    ResponderEliminar
  3. Jito, puta... pero sergio, siempre habrá tiempo para descansar. en el futuro

    ResponderEliminar