
Querida (insertar nombre),
porque sabes que adoro las cartas. Realmente pienso que las cartas son necesarias, que el olor a tinta y el sonido del papel cuando extraes la carta del sobre es algo que hace sonreír a muchos, es aquello que nace de tu impaciencia, de querer empezar la carta leyendo las post-datas…
Atesorarlas, leerlas una vez al año, recordar aquellas que quieres recordar y guardar todas las demás en un sobre marrón, sin nombre y en el fondo de esa cajita metálica que está en tu estantería y que miras con recelo cuando alguien se acerca a ella. Sabes que es algo tuyo: las cartas son algo íntimo, que aunque arda tan fácilmente, sabes que forma unos vínculos especiales que sólo tú y aquel que escribió ese puñado de letras puede entender y compartir.
No te das cuenta, pero cuando las líneas comienzan a pasearse por tus ojos, inevitablemente y de forma inconsciente surge en tu rostro una débil sonrisa, que te sorprende a ti mismo cuando te percatas de ella. Podrás preguntarte: ¿Por qué sonrío?, y parecer idiota, tanto preguntándotelo como sonriendo, pero esa pequeña chispa enciende que ahora, sonrías plena y deliberadamente.
Las cajas de bombones son apropiadas, también las de pastas. Sentir un tacto frío, de latón, cuando levantas la tapa me resulta extrañamente agradable. Anodino y emocionante a la vez.
De contenido embriagador, seguirá sonando ese cascabel cada vez que levantes un poco el polvo de tus recuerdos.
Quiero que sepas que guardo cada una de tus cartas… estés donde estés.
Tienes la capacidad de hacerme recordar las sensaciones que describes en las entradas ^^
ResponderEliminar