
No logro conciliar el sueño ni apaciguar el pensamiento.
Esta noche, no hay suficiente oscuridad y una rendija de luz me inunda incluso con los párpados cerrados.
No dejo de escuchar, en mis sienes, un latido agitado, mientras me revuelvo en la almohada e intento no dejar mis brazos fuera de la sábana. No deseo ni el roce del aire ni de la mano fantasma de mis ilusiones.
Esperas un final, y desesperas esperando, pues no llega.
Tartamudeas cuando le hablas a tu reflejo, en el espejo. Pestañeas y la imagen no deja de ser borrosa. Intentas bostezar, mas no logras más que abrir la boca; jocosamente. Sigue rascando tu cabeza…
No hay ruido, aparentemente.
Siempre me mintieron… siempre…
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