10 de mayo de 2010

Evadir


A veces acercas las cosas a ti, pero otras veces, eres tú el que las evita. Y te gustaría estar muy lejos de ese lugar en el que la tierra arde cuando las ampollas incipientes de tus pies no dejan de recordarte que debes marcharte.


Estás en el lugar equivocado.


Has fracasado, inútil.


Y lo peor de todo: te has rendido.


Tu casa carece de muebles, de cortinas, de luces… Unos amplios ventanales invitan a esa blanca luz a pasar al lugar vacío que ocupa tu memoria, estrellándose contra unos sentidos demasiado entumecidos incluso para sentir daño.


En esos instantes sólo deseas llegar a un punto ciego, repleto de sombras. Una gota de oscuridad.


¿Conoces la razón? Se trata algo similar en cuanto a los parecidos entre escritorios y cuervos.


¿Alguna vez tuve razón?

2 comentarios: