23 de mayo de 2010

Evasivo


Endiabladamente esquivo, empleas esa estereotipada mirada para burlarte, en cada esquina. Para reír con las sombras, para cantar con los grillos.


El acordeón se desinfla escupiendo una sonatina que te taladra, imbuyéndote un sentimiento que carece de rasgos, que decrépito, se esconde para celebrar el jolgorio en soledad. Y cuando te das cuenta de que olvidaste al acordeón tirado en un parque, te despiertas de tu ensueño para insuflarlo y bailar sin comedida.


Trasiego que vas, y vuelves, y evitas. Y que vienes y te marchas sin cerrar la puerta, gritando a cada paso que das corredor arriba, escaleras abajo.


Loco desdichado, vendedor de cigarrillos fumados, de zapatos rotos y medias ajadas.


Y que aún no sabes por qué te ríes, montado en esa bicicleta sin ruedas, mientras das palmas insistiendo en que dominas el arte del no-manillar.


Quizá lo hagas porque la oscuridad no entiende de sonrisas, ni de formas vacuas. Porque te gusta dejar estelas de incienso y no parar de correr hasta que se escucha el ruido de los platos rotos. O quizás simplemente porque te gusta dejarlo todo en el quizás.


Dejaré de persuadirte, amigo evasivo, de que grites en la ventana del que aun cuando no ha anochecido, está dormido. Porque las flores de los jarrones sin agua, están hechas para que el viento regale sus pétalos.

1 comentario:

  1. Porque la locura también puede ser amable...

    http://www.youtube.com/watch?v=pWBFbE0YaV8&feature=related

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