12 de marzo de 2010

Sangre


 

Tú, manantial de vida y riada que te desbordas en muerte. Tú que sonríes mientras gota a gota bañas deliciosamente el blanco con el rojo.

 

Tú, que cuando estás fría, aportas la mano firme, y cuando estás caliente, la mano que tiembla con el cuchillo.

 

Todos hemos padecido heridas, todos te hemos sentido deslizándote por nuestra sien, como una sierpe cálida y temblorosa que se abre paso entre poros poco a poco. Tu presencia es serena, pausada. De hecho muchas veces sólo podemos saludarte una vez golpeas el suelo, en reclamo de tu bien merecida atención.

 

Y salpicas.

 

Demasiadas cosas hacen que te recordemos, porque eres parte de nosotros; porque eres nosotros.

 

Y palpitas.

 

En un pulso, a veces tranquilo, a veces frenético, te deslizas por cada arteria, por cada vena, arteriola y vénula… Y tu mente se sincroniza perfectamente con cada latido, porque sabes que ese flujo existe.

 

Y ennegreces en contacto con el oxígeno, porque era necesario que eso que tanto necesitas sea el porqué de tu impureza. 

 

Porque tu sabor metálico es especial… como lamer el filo de una cuchilla que has paseado por tu piel muchas veces…

 

Y porque ahí, escondida detrás de esa masa de tejidos, sabemos que clamas por lo que es tuyo. Porque este mes, es para ti. Porque nos conocemos demasiado...  

1 comentario:

  1. Ten cuidado no le vaya a dar ahora por salir de tu nariz cada dos por tres para comentarte lo que le ha parecido la entrada xDD

    PD: a mí me ha gustado ^^

    ResponderEliminar