14 de marzo de 2010

Simplemente, Sencillamente

            Hacemos las cosas más complicadas de lo que son. Buscamos un eterno significado a cada engranaje de esa gran máquina que no es más que una piedra. Lisa y gris. Esa piedra que cabe dentro de tu mano y que cuando lanzas contra el agua se hunde, escondiéndose en las profundidades de algas y barro.

 

            Nos escondemos tras una pared de aire y pretendemos que una cortina de humo nos vista de gala para esa cena de platos de plata con vasos de tosca madera.

 

            Reducir lo irreductible. Abarcar lo inabarcable. Creer por posible lo que no lo es. Porque en el mundo hay algo más que margaritas blancas y margaritas negras, diga lo que diga Lovelock.

 

            Los techos se caen. Grano a grano de arena, la argamasa se convierte en polvo, y las piedras en voluminosos proyectiles capaces de ahondar en la tierra sobre la que te sostienes.

 

            Los abanicos ocultan labios pintarrajeados de rojo putón que se arquean regodeándose en un profundo e infundado asco. Así se finge la superioridad. Y nunca tendrás las manos limpias, pues vanagloriarse es un pecado que deja mancha.  



            Cuando pulsas la cuerda del arpa, antes que sonido se expanden finas volutas de polvo, blanquecino a contraluz.

 

            Oh, el mundo es simple y sencillo. Las escalas de grises vienen referenciadas en esos libros que toman polvo en el estante de la experiencia. Las vueltas de tuerca vienen dadas por las llaves inglesas de los sueños, esas irrealidades forasteras que fingen una materialidad que no les corresponde.

 

            Tú, simplemente porque eres tú, te llamaré así... 


3 comentarios:

  1. te va a ser difícil mejorar esto.

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  2. Te llamaré así, bonita.

    Creo que he perdido ya la poca cordura que me quedaba. Tengo que contarte cosas...

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  3. Sí, una entrada difícil de mejorar ^^

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