8 de marzo de 2010

Sed


Tus labios, agrietados, se desgarran poco a poco mientras finas capas de epidermis, de un blanco translúcido y rugoso, se levantan en escamas entre las comisuras de la boca.

 

Porque creer es relativo, y no creer también. Y porque más allá de la Fe, existe algo que pocos pueden llegar a averiguar.

 

Jamás pestañear significó tanto. Tampoco las piedras en el pecho cuando te encuentras en el fondo de un lago.

 

Y porque es mejor tener un pie con callos a un pie carbonizado… Por mucho que los zapatos te los haya regalado un vampiro…



 

Como un lisiado sin extremidades, que no me mueva libremente. Extrae mis mejillas para que las lágrimas no puedan correr por ellas. Aplasta mis labios y mi lengua para que no peque con ellos. Arráncame las uñas para que no pueda aferrarme a nada. Que mis hombros y espalda se doblen para que no pueda cargar nada. Como un hombre con un tumor en la cabeza, que pierda el juicio…  


Tengo sed... 


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