17 de marzo de 2010

Seducción


Con tu máscara de influencia fatal te contorneas como la serpiente que el encantador encanta.

 

            En tiempos de relax repasas esa línea de ojos y aumentas la longitud de tus pestañas. ¿Cuántas veces una lengua ha firmado con saliva esos pechos que realzas encorsetándolos? Senos compactos, rellenos de una nitroglicerina a punto de estallar en cualquier momento.

 

            Ese movimiento de cuello que encaja perfectamente con la inercia que remata en cada una de las puntas de tus cabellos, cabeza de gorgona.

 

            Profesional que vienes y vas ininterrumpidamente, a modo de eterno bucle. Te expandes igual que el gas, propagándote en cuestión de minutos e inflamándote en segundos ante la menor chispa. Arderías incluso sumergida en la profundidad de las aguas turquesas.

 

            Aniquilación total.

 

            Unos labios oscuros sonríen de otro modo, y una falda oculta las medias arriesgadamente.

 

           

            Confundir la fiebre con el placer y la asfixia con los gemidos. 

 

Cuando tu perfume apaga el jazmín de las noches de verano y las arañas te envidian, pues las redes que tú tiendes son irresistiblemente más efectivas que cualquier seda…

3 comentarios:

  1. Todas putas... xD Pero me gusta que de vez en cuando haya menos odios

    PD: pon más peces, que a estos ya les conozco.

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  2. deja a los peces en paz, que molan. y yo ya he tenido bastante enterrando uno :(
    guarrillas tu de pogüer!!

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