6 de abril de 2010

Identidad

¿Qué ves en ti?


¿Crees que ese pequeño trozo de plástico perfectamente transferible con una imagen que dice pertenecerte, unos dígitos y un garabato de tinta sin fragancia puede hacer justicia a lo que eres? ¿Qué te define?


A veces te ves en otros, encuentras una afinidad, una increíble sintonía de ondas que no tienen un lugar dentro de las longitudes convencionales. Algo similar a un espejo y al reflejo de tu reflejo, a esa placa metálica que alguien mueve bajo el sol moviendo el proyectil de luz hacia tus ojos.


Ese otro tiene nombre, y cara, y una historia detrás de cada uno de sus actos, una historia ajena a ti a cada instante de existencia que se nutre de esos fragmentos volátiles de realidad que desprende tu imaginación y lo difuso de tus pensamientos, para quebrar en cuestión de segundos toda identidad posible.


Mimetismo, imitación, creación irrisoria. Intento de nada y fracaso de todo.


Las figuras se recortan, como imágenes talladas a contraluz una aburrida tarde de domingo, perdiendo sus ricas gamas de tonalidades, careciendo de rasgos propios, de miradas. Lo han perdido.



Los diccionarios no sirven en esto, ¿sabes? Las definiciones comienzan aquí a ser ambiguas y solo cuenta eso que tú y yo sabemos. No disimules, sé que me entiendes.


Las puertas del salón de baile tienen cristales ahumados, pero cuando se abren, estás invitado a esa fiesta de disfraces en la que las máscaras te aturdirán para confundirte en tu propio terreno: en ti.


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