19 de abril de 2010

Irreal


¿Es esto real?


Cada retazo de sentido se evapora como una charca al sol tras un día en el que el cielo se encaprichó en derramar un suave llanto. Y te enamoras de ese baile de figuras invisibles que forman un corro a tu alrededor.


Los sueños penden en forma de presumidos capullos en los extremos de los brotes más tardíos, que explotan en pétalos de mil colores entre un punto verde de vida incipiente, volando con el viento, arremolinándose en formas extrañas en las que pierden su identidad.


Puede ser fragante, sólo si decides prestarte a ello, claro está.


No llegaría a definirlo como encanto, se trata de un ilusorio mesmerismo que te induce a creerlo como tal.


¿Sabes qué es lo peor de todo esto?


Debería dejarte descubrirlo por ti mismo, pero por una vez, te lo confesaré: te lo has creído. Casi todo.


Durante el tiempo en que todos ocultan su aliento... los capullos confunden una falsa primavera con una verdadera, y duran mucho tiempo.


Antes de darse cuenta, están congelados.

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