7 de abril de 2010

Innato


Hay sujetos peculiares. Aunque no todos gustan de exhibirse.


Increíblemente, gozan de una esencia diferente. No son convencionales, pero tampoco han buscado serlo. Han nacido así.


Podría decirse que lo llevan en la sangre…


Hablo de sujetos especiales.


Quizás no conozcas a ninguno, pero es probable que sea porque ellos no quieren que les conozcas. Son así.


Me gustaría hablar de su don, un don que muchos envidian y que otros tantos fingen poseer. Hablo del control.


Sus dedos manipulan hilos invisibles que con el más subrepticio movimiento logran desencadenar una serie de reacciones perfectamente controladas, lo más parecido a una fisión nuclear.


El mecanismo es complejo, y nadie diseñó cursos en los que aprender qué botón induce a qué cosa, ni qué palanca activa qué emoción. Los manuales ardieron, pero ese humo fue inhalado por algunos.


Yo no presumo de ser controlador, de hecho los envidio.


Ser capaces de inyectar agujetas en el cerebro sin atravesar el cráneo, es un arte. Y los títulos de ladinos, usurpadores y maquinadores son merecedores de elogios, cuenten lo que cuenten las creencias populares, a veces meras leyendas urbanas.


Si no has nacido con ellos, deja de intentarlo y acepta que eres un completo inútil en el sutil campo de la manipulación.


1 comentario:

  1. No hay cosa más triste que intentar manipular cuando no se sabe. Porque no se puede ser más diablo que el diablo. :)

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